NIÑOS DE MORELIA Y NIÑOS MEXICANOS, CRUEL PARADOJA.




Han pasado setenta años desde que arribaron a México aquellos niños que venían huyendo de las crueldades de la guerra civil española. Gracias al presidente Cárdenas, aquellos niños sin tierra, sin casa, sin padres, sin nada más que su equipaje encontraron en México un hogar, escuela, vestido, sustento y el calor de los mexicanos y de su gobierno.

Algunos podrán decir que nada es igual cuando huyes de tu país en esas condiciones, sin embargo, los niños de Morelia no solo quedaron agradecidos sino que gracias a la educación recibida en la capital Michoacana y al esfuerzo de cada uno de ellos, devolvieron con creces a México el haberlos adoptado como su segunda patria.
Paradójicamente, por éstos días la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a propósito de los niños que trabajan a escala mundial, a soltado cifras brutales sobre la explotación infantil alrededor del globo en donde 218 millones de niños y niñas laboran; de ellos, cerca de 126 millones desarrolla las denominadas peores formas de trabajo infantil, es decir de explotación sexual, trabajos forzados y servidumbre.

Con esa cifra, estaríamos hablando de que SI en América Latina entera estuviera poblado exclusivamente por esos mismos infantes trabajadores, quizá sería un continente próspero, más cercano al mundo feliz, no exactamente como el que nos recrea Aldous Huxley en su famosa novela, ( habitado también por adultos ) tal vez encontraríamos un entorno en donde no existiría la violencia en contra de ellos, quizá tampoco existiría hambre y deserción escolar en el 80%, salud y educación para todos y jamás como acontece en la actualidad en cada uno de sus países de origen, en donde son explotados, humillados y ofendidos.

En el caso de las niñas, la ONU destaca que son 100 millones quienes se dedican al trabajo infantil, es decir, aproximadamente 46 por ciento de la totalidad de los que laboran; agrega que se calcula que de ellas, 53 millones realizan actividades peligrosas. De éstas, 20 millones son menores de 12 años.

En el caso de los niños de Morelia, encontraron cariño, afecto y educación y el resultado se transformó en que la gran mayoría de ellos se hicieron personas de bien, que se integraron a la comunidad mexicana como dibujantes, pintores, científicos, mineros, agricultores, ganaderos, empleados, médicos, abogados y profesores.

Mención especial merecen quienes se hicieron filósofos, escritores, poetas, periodistas que enriquecieron la vigorosa época cultural de mediados del siglo 20 que trascendió a nivel global y que en su momento André Bretón expresará que el verdadero origen del surrealismo estaba aquí: “México es un país surrealista”.
Era la época de los muralistas Diego Rivera, Siqueiros, Orozco, pintoras como Frida Kahlo, fotógrafos como Manuel Álvarez Bravo, la italiana Tina Modotti, cineastas como Eisenstein, creaban el primer boom cultural de América Latina y que sería enriquecida en la siguiente generación por los llamados “Niños de Morelia” ahora convertidos en intelectuales, filósofos y poetas como Tomás Segovia, Ramón Xirau, Adolfo Sánchez Vásquez, José Gaos, Pedro Garfias y los Hermanos Mayo, fotógrafos entre otros.

Después de 70 años, el saldo es trágico y en contra de la niñez del mundo. Hace siete décadas había trabajadores infantiles, es cierto y hoy sigue a todo lo que da el llamado trabajo Infantil, en la que según la OIT, la mayor parte de los menores trabajadores se dedica a la agricultura y las niñas en el trabajo doméstico en hogares de terceros.

Más aún, la OIT afirma la presencia de niñas asociada con fuerzas y grupos armados en el mundo, en donde estas suelen ser objeto de violencia sexual agravada, pues son raptadas, por lo general para ser "siervas para distracción de la tropa". Se estima que, 250 mil niñas y niños están asociados con fuerzas y grupos armados y dentro de éstos, además de ser utilizados con fines sexuales, desempeñan labores de combatientes, cocineros, cargadores, mensajeros y espías.

En el rubro de la explotación sexual son sometidos 1.8 millones de niños y niñas son víctimas de esta práctica. Como se ve, en la especie la justicia solo es un concepto hueco sin ningún sentido, porque no está vinculada con la realidad imperante.
Finalmente a qué cree usted amable lector, se deba que en los últimos 70 años, persista la existencia de niños trabajadores en el mundo y en particular en México, con tanta riqueza potencial en todos los rubros de la economía nacional ¿No han podido los gobiernos, o no han querido?

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