LA HUACA, UN TEATRO CALLEJERO EXPERIMENTAL.



 

Con el barrio bravo de la Huaca, los gobiernos municipales del siglo han sido miopes en extremo, al dejar de percibir un filón económico, en una ciudad de temporada inexplicable e injustificable, siendo como es la ciudad y puerto de Veracruz una ciudad de prosapia histórica de primer orden y  con múltiples atractivos turísticos propios,  que la identifican con un sello distintivo a nivel nacional y en el concierto internacional. 

 Veracruz como cada ciudad, cada puerto importante del mundo, tiene uno, o varios barrios históricos o representativos que por razones de identidad, son rescatados y reintegrados al ordenamiento urbano, siendo la mayoría de ellos, fuente importante de divisas en el renglón turístico y cultural, gracias  a que cuentan con vigor  económico propio.   

Un mosaico que reúne todos los ejemplos en una sola ciudad son: Chelsea, Chinatown - o barrio chino -, Little Italy - o pequeña Italia -, Soho, Greenwich Village, Harlem y el Barrio Latino que dividen a  New York en célebres barrios.    Montmartre, Montparnasse, el Marais, Saint Honoré, el Barrio Latino en Paris y Notting Hill, Soho:, Chelsea, Mayfair:, La City, Kensington, en Londres. Desde luego no son todos, sino los más representativos.

En el caso de “La Huaca”, este barrio tiene nexos de identidad con muchos barrios del mundo. La sangre negra, blanca e india que corre por sus venas, han sido sus vasos comunicantes por los senderos del arte en todos sus  matices, destacando la música y la literatura, sobre otras. 

De ahí que no sea extraño para el porteño, que al transitar por las calles de “La Huaca” y principalmente en sus famosos patios, lleguen a toparse con especímenes del mundo musical, exportados directamente del Greenwich Village, o del Harlem y el Barrio Latino de New York. En años recientes, los embajadores de los barrios de Tepito o de la Guerrero defeña hacían escala obligada en “La Huaca”cuando asistían a los concursos o encuentros de danzoneros en el puerto.

En épocas recientemente pasadas, ere frecuente ver entre los lavaderos de alguno de los patios instalado a Willie Colón echándose un palomazo con Melón, mientras una de las vecinas les preparaba un típico desayuno veracruzano de gordas con picadas, después de una fragorosa noche de ronda.  Descubrir a Monsiváis inspirándose para sus crónicas urbanas o a Elena Poniatowska posando para unas fotos.

ESTIRPE MUSICAL DE LA HUACA

Desde Matanzas Cuba, las partituras de danzón llegaron sin estanco, ni aduana que se le parezca, directo al corazón del barrio de “La Huaca”. Ahí en sus patios de vecindad, fueron interpretados por los músicos porteños, que vieron en las notas de papel pautados, múltiples reflejos que desenterraba emociones tan comunes, como el origen de estos dos pueblos.

 En España, Puente de Vallecas, zonas de Carabanchel o Ventas del Espíritu Santo, cuentan con los barrios que ocuparon los más pobres y se han mantenido a lo largo de las décadas donde vive la población vulnerable, como es el caso del “Barrio Lavapiés” ( barrio de obreros y prostitutas ) que surgió y se mantiene como tal en el casco de la ciudad de Madrid, desde los siglos XVIII hasta el  XXI, aunque hoy ha sido penetrado ya por la mafia coreana al igual que Tepito.

En ese lugar, se erige contemplativa la famosa estatua de “Agustín Lara” que es una réplica a la que teníamos aquí, hasta hace poco en Veracruz puerto frente al mar, mirando en dirección de aquel barrio madrileño, hasta donde llevó en sus mejores momentos la “Suite Caribeña” interpretada por Toña La Negra, hija predilecta del barrio de la Huaca.

Con Sudamérica, el cordón umblical con “La Huaca” se extiende hasta Colombia y el Perú. Al finalizar la colonia, su población en Bogotá era en su mayoría mestiza, conformada por  blancos, los negros  y los indios. Desde 1774 se habían conformado en 8 barrios que controlaban, pobres e indóciles habitantes; nuevos barrios como Santa Bárbara, San Victorino eran de mestizos e indios.

Ahí vivían artesanos, tenderos, aguateros, lavanderas, deshollinadores, carpinteros, sastres y otros trabajadores fueron invadiendo la ciudad. Para el siglo XIX la ciudad quintuplicó su población. Los viejos barrios coloniales  se saturaron; La ciudad había sido conquistada por los pobres y sus barriadas, sus inquilinatos, sus chicherías, sus oficios, sus fiestas, sus devociones, sus asociaciones mutuarias y sus protestas. ¿Dónde ha visto algo así? 

Así hasta regresar al Perú, donde “La Huaca” tiene sus orígenes en la mitología Inca, que significa: “Cosa Sagrada”. La Huaca ha sido en el devenir del tiempo, para gobernantes fue motivo de sus desvelos e indolencia vergonzante. Jamás atinaron que hacer con ese mítico y señero barrio bravo, marcapaso en el corazón de la ciudad. Los adulan públicamente, pero su indiferencia hacia su preservación y rescate indica que más bien lo detestan. Es una relación sado-masoquista autoridad-gobernado, muy obsecuente con los tiempos que nos ha tocado vivir.

¿Será muy difícil crear escuelas para músicos de danzón?, porque hasta hora se han preocupado por el baile, pero se han olvidado de la formación musical del danzonero, encontrándose en la actualidad en franca extinción. El bolero y el danzón tienen un pie en la tumba. De seguir todo como va, Veracruz pronto será una ciudad más.

Urge un proyecto que incluya temas como instrumentos para la pesca, talleres de danzón y composición, academias de danza tropical, que forme escuelas y comparsas no solo para su participación anual en el carnaval, sino la formación de escuelas profesionales de comparsas y grupos que participen en cualquier lugar a donde sean contratados, creando fondos que serían utilizados en beneficio del mismo barrio de la Huaca.

Un proyecto integral que haga que La Huaca funcione como una especie de  academia- taller- teatro callejero de barrio. Concepto que por ahora no existe, y que, por lo menos en Veracruz puerto pondría en ejecución este laboratorio antropológico social, económico y artístico, un modelo en la rehabilitación de este tipo de barrios. Es factible cristalizar este proyecto  con voluntad política que se concrete en un atractivo más para la ciudad que por cierto, conserva aún periodos económicos de pueblo de temporada y son sólo tres: Fin de año, fiestas del carnaval y Semana Santa.

Así la Huaca- teatro habilitaría las calles del barrio como una gran pista de baile en donde los fines de semana, los turistas podrían disfrutar de un carnaval mínimo, en donde previo pago de su boleto de acceso, podrían admirar la vocación artística del porteño y asistir piel a piel a esa metamorfosis explicable de su alegría- tristeza al tener la oportunidad de interactuar desde sus viviendas y patios de vecindad convertidos en escenarios alegóricos de duración cíclica y limitada a por lo menos 6 horas de sana diversión.


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