RESIDUOS TÓXICOS, SUPERNEGOCIO DE POLÍTICOS


 

           


Hasta mediados de la década de los ochentas, en España y en Latinoamérica carecíamos de una la legislación específica sobre desechos y residuos tóxicos. La Ley ibérica sobre "Desechos y Residuos Sólidos Urbanos"  promulgada en 1975, aunque competente sobre los residuos industriales, no regulaba su gestión, ni establecía base alguna para su desarrollo reglamentario.
Por lo tanto la gestión de residuos tóxicos y peligrosos  no ha existido prácticamente porque entre otras cosas, porque el comercio en residuos tóxicos es todavía, una industria lucrativa. Y no solo eso, es una estrategia central del nuevo orden mundial, una forma intencionada de cercar tierras y recursos, como de hecho lo es el mismo aire que respiramos, así como el agua que bebemos,  que antes, era de propiedad común, para de ahí derivar en el  establecimiento del comercio en "derechos de polución."  ¿Como ? Comerciando con residuos. 
Los países altamente industrializados como los Estados Unidos, no saben que hacer con la podredumbre que le corroe las entrañas y ese excremento industrial puede ser desde 14.000 toneladas de ceniza tóxica de incinerador, que en el pasado reciente no aceptó Bahamas, ni la República Dominicana, Honduras, ni Bermuda. El costo de la limpieza, había sido estimado en unos 300 mil dólares.
El Departamento de Justicia de E.U, presionado por ecologistas, fincó acusaciones contra cuatro corporaciones que habían exportado ilegalmente 3000 toneladas de residuos peligrosos a Bangladesh y Australia, declarados como fertilizantes. Pero los exportadores de residuos fueron exonerados de tirar su cargamento tóxico en alta mar, también por declararlo falsamente como fertilizante y abandonarlo en las playas de Haití, Bangladesh y Australia. 
La ley estadounidense protege a los comerciantes de residuos tóxicos, no a los receptores de esa basura y la Organización Mundial de Comercio apoya estas leyes. Los residuos de los países industrializados son exportados abiertamente, descritos como "material reciclado." Son promocionados como "combustible" para incineradores que generan energía en los países pobres.
Una vez que un residuo es calificado de "reciclable" queda exento  sanciones por la ley de residuos tóxicos de E.U, y pueden comerciar legalmente al exterior con escorias, sedimentos, e incluso polvos captados en filtros de control de polución. Estos desechos contienen cantidades de metales valiosos, como zinc y subproductos tóxicos, como cadmio, plomo y dioxina. La laguna legal vía "reciclado" en la ley de residuos tóxicos de EE.UU., es suficientemente grande para permitir que pase una barcaza con esta carga.
Con la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos promulgada por el presidente Fox y publicada en el Diario Oficial de la Federación el ocho de octubre del año dos mil tres, se pone un valladar a ese comercio mezquino y criminal que practican los países altamente industrializados, a partir de  planteamientos de normas de carácter ambiental que cada entidad podrá aplicar de acuerdo al Reglamento  a dicha ley, publicada  en el DOF desde el treinta de noviembre del año dos mil seis, de acuerdo a sus necesidades, permitiendo el manejo sustentable de los residuos, amén de poder distinguir a los grandes generadores de residuos de los pequeños y micro generadores.

Esta legislación, fija políticas para una gestión integral en la creación de  mercados de reciclaje y cadenas productivas, como los planes de manejo de residuos de tipo específico, los que se generan en grandes cantidades y los productos de consumo que contienen materiales peligrosos que al desecharse se convierten en residuos peligrosos.
           
¿Que hacer con 8 millones de toneladas de residuos peligrosos y 31 millón de toneladas de residuos sólidos municipales?  Con esta iniciativa innovadora se introduce la prevención de la generación de residuos, elemento central que había sido excluido de la legislación en la materia, además, promueve un nuevo enfoque para el manejo de los residuos, introduciendo el concepto de la gestión integral de residuos mediante la utilización de instrumentos económicos, campañas de educación e inventarios de generación.

Hoy no cabe la menor duda, que México dio por entonces un primer paso para acabar con esa industria lucrativa en que se ha convertido el comercio en residuos tóxicos, por tratarse del primer ordenamiento en el mundo que incorpora normas y disposiciones para dar cumplimiento al Convenio de Estocolmo y  liquidar de una vez por todas esa mugre llamada estrategia central del nuevo orden mundial. Nuestra tarea es difundirla y que se aplique.

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