”LA PREPA”, ¿PORQUÉ SE LE DENOMINA: ILUSTRE INSTITUTO VERACRUZANO.


Esta institución que ahora tiene otro edificio en la zona conurbada Veracruz –Boca, ha sido desde tiempos inmemoriales el verdadero faro de Veracruz, no porque como “Secundaria” primero, haya ocupado el local en lo que fue el convento de San Francisco en la esquina que hoy conocemos como Juárez y Morelos allá por los años de 1639, en donde, efectivamente, el edificio que ahí se encuentra fue el primer faro del puerto de Veracruz, sino por la refulgente personalidad de sus directores, maestros y alumnos desde cuando los hijos de San Ignacio Loyola fundaron aquella “secundaria” sostenida con las aportaciones de los fieles, que además de la paz espiritual iban en busca de la luz del conocimiento que se adquiere en un instituto pedagógico y cuya fundación la inició esta orden religiosa de los jesuitas que son y fueron grandes educadores e ilustres pedagógos que sembraron la semilla filosofal que nutriría después a los hijos de este incandescente solar jarocho para producir bocanadas de luz a los confines de la eternidad.

¿Exagero? Quien se atrevería a desmentir al poeta Manuel Maples Arce, egresado del ilustre instituto y fundador del Movimiento Estridentista en México, cuando enfila lo mas fino de sus recuerdos hacia uno de los grandes directores del instituto: don Julio S. Montero: “ Durante el tiempo de la ocupación norteamericana en Veracruz mantuvo la disciplina y el espíritu de estudio en el instituto, aunque desposeído del plantel, pues éste había sido ocupado por las fuerzas invasoras...la educación se mantuvo con todo vigor, las clases se daban en las casas de los propios maestros. Montero era un hombre de poderosa inteligencia, lector infatigable, de férrea voluntad, de rectitud intachable...”

Don Esteban Morales, otro mentor de portento en la institución, de sangre andaluza pero educado en Cuba desde infante en los colegios de San Fernando y Carraguao de la Habana, cuyos estudios fueron continuados en la Escuela de Artes y Manufacturas de París, en donde también estudió idiomas y pedagogía, concluyendo sus estudios en la Escuela de Biología de la llamada ciudad luz.

De ideas liberales, cuando llegó a México en 1855, simpatizó de inmediato con los revolucionarios de Ayutla y posteriormente con la causa republican y fue precisamente el abrazar esta gesta, que lo llevó a caer prisionero en Alvarado Veracruz (Ahí fundo el Colegio de Alvarado en 1864) en dos ocasiones al punto de ser puesto frente al pelotón de fusilamiento para que en el último instante su vida fuera perdonada por antiguos camaradas de París. Esteban Morales fué un destacado pedagógo en el extranjero y mas tarde en distintos institutos de la ciudad y puerto de Veracruz, el gobernador Francisco Hernández y Hernández lo nombra director del Instituto Veracruzano restaurado, antes ya había sido secretario privado de Don Benito Juárez y miembro de la Junta de Instrucción Pública.

Guanajuato también echó raíces largas y profundas en Veracruz cuando uno de sus hijos, don Fernando Siliceo, le fue conferido el cargo de director del Instituto Veracruzano o Escuela Preparatoria de Veracruz por orden del gobernador, General Heriberto Jara Corona. Aunque, quizá fue el ingeniero Vicente Camporredondo uno de los mas queridos por la bachiller muchachada. Era el ingeniero superdotado en las matemáticas y por ello recibe un galardón en los Estados Unidos, se distingue por su filia andante al instituto que le resulta difícil de ocultar y durante su época coinciden con él un grupo de catedráticos cuya estrella aún no se apaga , como la del ingeniero Ernesto Domínguez, el escultor Roberto Chávez, licenciado Renato Reyes Sentíes, profesor Julio Rebolledo, licenciado Carlos Alberto Prado.

Salvador Diaz Mirón es seguramente el summum, icono veracruzano visible, sentado en la biósfera a la diestra de los talentos universales, también estuvo al frente del Instituto Veracruzano, que justifica de sobra el porque se le antepone la denominación de “Ilustre”, don Salvador estuvo al frente de la escuela en el periodo de 1824-1826. Absolutista era el poeta, porque arrancaba admiración sin límite u odio absoluto. Díaz Mirón nunca navegó a medias aguas, su iperquinesis política influía en los lectores, quienes no le perdonaban que talento de su estatura hubiera sido puesto al servicio del traidor a Madero, General Victoriano Huerta, asesino despiadado. Algo parecido sucede con Jorge Luis Borges, a quien algunos, han intentado regatear méritos a su pluma genial, porque siempre manifestó abierta simpatías por los criminales miembros de las Juntas Militares que gobernaron la Argentina su país y al chileno Pinochet, durante la llamada guerra sucia, y esta simpatía política le cerró para siempre los caminos hacia el Nobel de Literatura.

Deuda similar le han cobrado sus detractores al rapsoda impar Salvador Díaz Mirón. Nada escapa a la política, esa rueda de la fortuna explica en parte porqué Federico Nietzsche jamás perdonó que un genio como el de Pascal (a quien consideraba de su rodada) tuviera profunda vocación religiosa. En fin, es imposible consignar aquí a todos y cada uno de los que pasaron por las aulas del Instituto, pero bastaría con señalar que el México de hoy, fue forjado por muchos de sus alumnos y maestros en los campos de las artes, la ciencia y la cultura.Hoy todavía quedan algunos de los que mantuvieron un nexo con el Ilustre Instituto Veracruzano, continúan gobernando México y Veracruz, por desgracia cada vez menos.

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