LA ADICCIÒN A LAS DROGAS EN LA ALTA POLÌTICA / Mario Hernández Solorio


Si los jardines de Camp David pudieran hablar, tal vez contarían como fueron al joven George Walker Bush, lo que a John Lennon “ Lucy en el cielo con diamantes”, cuando casual o deliberadamente se toparon de frente con el principal alcaloide de las hojas de critroixilo, desflorando así, su virginidad onírica a la sombra del frondoso árbol del poder, “ en el límite del patio donde termina la casa ….”

¿Còmo llegó hasta ahí George Walker? Tal vez en un denodado intento de escapar del deliriums tremends que por entonces arrastraba como un pesado grillete, según reveló tiempo después a la prensa internacional la exesposa de Neil Bush, hermano del ex presidente.

"El y Marvin, otro de los hermanos – dijo ella- usaron coca en Campo David cuando su padre era presidente, y no sólo una vez". Así lo declaró en entrevista para un libro sobre la familia Bush en plena campaña de reelección de George Walker y nada de eso hizo mella para impedir la permanencia en la presidencia del país más poderoso del planeta, lo que da una idea de lo complejo del problema para México, lidiar con un vecino poderoso con mandatarios adictos.

No es la primera vez que se habla de consumo de drogas en los círculos más altos del poder en Washington D.C. Legendarias son las orgías en la Casa Blanca protagonizadas por los hermanos John y Robert Kennedy en donde la ronda de alcohol, marihuana y cocaína eran los anfitriones más celebrados.

Víctima de una vieja dolencia, provocada por una lesión durante un partido de futbol americano, misma que se agravó al ser hundida su lancha torpedera por un destructor japonés en la segunda guerra mundial.


John quedó lesionado en forma permanente, no había un solo día que dejara de padecer de fuertes dolores en la espalda, y las intervenciones quirúrgicas posteriores no evitaron la deformación gradual de su espalda, al grado de tener necesidad de usar diariamente un corsé para mantenerlo erguido durante el día.

Como consecuencia de su lesión, el camino hacia la adicción a una infinidad de drogas parecía algo natural. Sus archivos médicos revelan que Kennedy tomaba codeína, demerol y metadona para el dolor. Meprobamato y librium para la ansiedad; barbitúricos para poder dormir y Ritalin para mantenerse despierto.

Además de esto necesitaba de hormonas tiroideas y gamma globulina para combatir las infecciones urinarias a las que frecuentemente se veía expuesto. Para cuando Kennedy finalmente se lanzó como candidato presidencial en 1960 había sido diagnosticado con la enfermedad de Addison y estaba siendo tratado con anti-espasmódicos por una colitis crónica, antibióticos para las infecciones, y antihistamínicos para las alergias.

Uno de los efectos secundarios de su tratamiento eran los cambios de humor, los cuales eran tratados con drogas anti-psicóticas. Esto resintió la relación con Jackie, y más tarde que temprano Kennedy empezó a ver otras mujeres incluyendo amantes que había mantenido desde antes de ser elegido para el senado.

LA HERENCIA PARA JOHN – JOHN


Cuando John Kennedy Jr., falleció con su mujer Carolyn y su cuñada en un accidente de avioneta, ya era adicto a las pastillas y convenció a su esposa para que se enganchara a los antidepresivos.

John -John al igual que su padre, solía tomar Ritalin, un fármaco muy fuerte que estimuló su cerebro durante toda su vida. De hecho, empezó a medicarse desde muy pequeño, cuando, después del asesinato de su padre el 22 de noviembre de 1963, le diagnosticaron dislexia y problemas mentales.

La droga tuvo sólo resultados mixtos sobre el primogénito Kennedy, quien suspendió varias veces los exámenes finales y tuvo siempre problemas con los estudios.

John-John para controlar a su mujer, la obligó a ir a un psiquiatra y a tomar su dosis diaria de antidepresivos. Existen antecedentes que la culpa del accidente aéreo no fue sólo del mal tiempo, sino de Carolyn empastillada retrasó el vuelo a causa de su pedicura, a quien ordenó repetir tres veces el tratamiento.

BILL y JUANITA

Cuando joven, el imberbe Bill Clinton le atizó duro y macizo a doña Juana. Existe una confesión pública que el asimiló como una experiencia importante, porque en esa época, trataba de llevarse mejor con hermano, y por entonces el pensó que eso ayudaría la comunicarse entre ambos.

Según él, era una época en que la juventud de su país hacía fuertes cuestionamientos al status quo, y que, para los jóvenes inquietos era difícil permanecer al margen de aquellos movimientos en donde se generaban cambios en la juventud estadunidense y en la convivencia internacional de las naciones.

MARION BARRY, SU EXPERIENCIA CON EL CRAK



El alcalde de Washington D.C., Marion Barry, la capital más importante del mundo, en los albores de los noventas fue sorprendido en un céntrico hotel de la capital estadunidense, cuando se daba un pasón de “Crack”, que según opinión de los expertos, aquella es una droga que produce efectos más poderosos y destructivos que la cocaína.

Luego de una breve escaramuza en las páginas de los diarios, y la cobertura de los medios electrónicos, el asunto no pasó a mayores, y pronto la opinión pública norteamericana olvidó en el baúl del las cosas inservibles el asunto de su alcalde pacheco y macizo.

LIONEL JOSPIN, LE ENCANTABA LA MARIHUANA.


El olor a marihuana impregnó la carrera política del primer ministro
De Francia Lionel Jospin, entre los años de 1997 al 2002. Jospin era considerado uno de los hombres más importantes de la izquierda francesa y del Partido Socialista. luego de desatar una controversia en Paris al sugerir que los fumadores ocasionales de la hierba deberían ser tratados con indulgencia. Mientras tanto, cabilderos por la legalización de la marihuana instalaron un debate nacional para reformar las leyes antidrogas.

No es un secreto que Jospin, había fumado marihuana, y atizó la controversia al declarar a la prensa que "fumar un pitillo en casa es ciertamente menos peligroso que beber alcohol y conducir".

Actualmente unos cinco millones de franceses fuman marihuana, en su forma de resina de hachís o en hojas de marihuana. Algunos países europeos se hacen la vista gorda ante pequeños usuarios de marihuana y tratan de enfocar sus esfuerzos en drogas de tipo duro, como la heroína y la cocaína.

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