La iniciativa de Ley que propone la desaparición de la tenencia vehicular, y que, de aprobarse ahora o después dejaría a los estados federados como cáscaras de nuez en un río caudaloso, y la huida del país de 15 millones de campesinos empobrecidos y su retorno a consecuencia de la recesión estadunidense, vuelve a poner sobre el tapete el verdadero quid del asunto: la capacidad económica de los estados federados para resolver sus propios problemas y su eficacia a favor de la república.

Para tener una idea de cómo se manejan algunos presupuestos estatales, en los finales del mes de octubre y principios del mes de noviembre del año dos mil siete, el gobernador del estado de Jalisco consideró que tenía demasiado presupuesto en algunos rubros y entonces propuso una reducción del 40% en la bolsa discrecional que tiene para apoyos a desastres o situaciones prioritarias, que aún así le quedaría en 150 millones de pesos.

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En esos momentos el estado de Tabasco se debatía con la inundación histórica producto del desbordamiento de los ríos Grijalva y Carrizal que estranguló a la ciudad capital Villahermosa y decenas de municipios de este estado, coronada con una tempestad de saqueos y pillaje a toda la zona comercial.

Ese mismo año (2007) la partida 4603, llamada de erogaciones imprevistas, el mandatario estatal jalisciense tuvo a su disposición 250 millones de pesos, en cambio para el siguiente ejercicio (2008) tenía en cartera 100 millones menos. Ya en el proyecto de Presupuesto 2008, el Gobernador planteó una reducción del 33 %, es decir, 25 millones menos, de los 75 millones asignados por ese periodo para el apoyo a municipios. Igualmente le metió tijera al proyecto presupuestal de ampliación de carreteras, a la cual le recortaron mil 107 millones menos.
Todos esos recortes fueron para aumentar los sueldos de la burocracia, también aumentaron los rubros de los sobre sueldos, aguinaldos, viáticos, pasajes y difusión de las tareas de gobierno.

Por esos días en la cámara baja del Congreso de la Unión, los diputados entregaban sus mejores esfuerzos a “imponer candados para fondos estatales”, se trataba de incluir reglas de operación del Ramo 33 y evitar la “discrecionalidad” en el manejo de los fondos destinados a estados y municipios que el siguiente ejercicio (2008) sería por un monto de 358 mil 605 millones de pesos. La finalidad era establecer lineamientos claros para la aplicación del gasto federalizado y la obligación de entregar reportes sobre indicadores de resultados. Todo el frenesí debería quedar concretado en un artículo en el Presupuesto de Egresos con reglas sobre como deben ser administrados los recursos destinados a la educación, salud, seguridad pública, e infraestructura entre otros.

Se llegó a esa conclusión después de comprobar la falta absoluta de transparencia en el manejo del rubro Ramo 33, donde imperaban las transferencias de una partida a otra sin el menor recato. Incluso, se llegó a detectar que del Fondo para la Infraestructura Social Municipal, enfocado a la pobreza extrema, en realidad se destinaban a la nómina o a la compra de equipo de transporte. Esto propició que se aplicara una camisa de fuerza más a la autonomía municipal, para que los ocho fondos quedaran clasificados según el uso que se les debe dar.

Sabido es la riqueza en varios rubros de materias primas en estados como el de Veracruz cuya estimación a groso modo lo coloca como una de las entidades más importantes de Latinoamérica. Con ese potencial incuantificable en los últimos 70 años debería haberse erradicado la pobreza en las tres cuartas partes de la población, pese a ello el avance ha sido lento en proporción del crecimiento y las necesidades del estado. Ahí está el ejemplo de Alemania y Japón, que en ese mismo lapso, salieron de la postración de conflagraciones globales y devastaciones de bombas nucleares para situarse al frente de las economías del mundo.

Los tiempos de crisis como el que vivimos, necesariamente es de romper moldes para poner a prueba la creatividad de los implicados. Los políticos que tanto se esmeran en que se les designe como líderes de su comunidad desfallecen en la hoguera de sus vanidades mientras se abanican displicentes con el calendario electoral. Es desesperante observar como los políticos viven un tiempo distinto a los de las masas que dicen representar. Ellos se rigen por el reloj de arena que mide el tiempo entre una elección a otra. El período sobra en el baladí solaz de los diputados sobre si se descuentan o no, el 10 % de sus dietas, mientras la patria literalmente se desangra.

La jauja se acabó, es hora de revisar el sistema político que nos dimos o que hemos copiado de otra idiosincrasia. El balance del estado federado y su Statu Quo se estima como un irrefutable fracaso, el estado federado hasta hoy ha sido históricamente un simple “pepenador de impuestos” y errado administrador, que ha dejado de lado su función política, gobernados en no pocas ocasiones por ejecutivos interinos. Ahí están los casos de Chiapas o Guerrero, Oaxaca, Baja California, Quintana Roo. Generador de una cada vez más densa, cara e ineficaz burocracia, convirtiéndose en un batiente cooptador de la autonomía municipal, la que jamás ha funcionado como tal.

El problema es de origen, cuando México ya era una Nación, decidimos disolver el sistema político para “adoptar o copiar” el federalismo norteamericano, que en México no ha funcionado de la misma forma que a ellos. Contrariamente a la espontánea naturalidad que dio vida al pacto federal en Estados Unidos, México ya existía como estado unitario cuando se adoptó y copió la forma de gobierno norteamericana en 1824. En suma en lugar de que los estados hubieran dado vida a el “ACTA” como en Estados Unidos de América, aquí el “ACTA” engendró a los estados.
Necesitamos con urgencia reforzar la identidad cultural, política, social y económica de las regiones y localidades, por encima de meras divisiones territoriales, administrativas y políticas de membrete y en el peor de los casos de caprichos de gobernantes como Santa Ana que agrandaba y empequeñecía el estado según su particular e íntimo estado de ánimo. ¿Usted que propone? Si seguimos por el mismo camino no es difícil imaginar lo que ocurrirá en los próximos años.

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