¿ QUE HACER CON EL CENTRO?/MARIO HERNANDEZ SOLORIO/ FABRICANTE DE ESPEJOS

Hace unos seis meses escribimos una nota que convocaba a una solución sobre el abandono en que se encuentra el centro de la ciudad del primer ayuntamiento América continental. Desde luego nadie acudió al llamado y con los violentos vientos que azotan el puerto, llegó la desgracia, cuando un anunció en mal estado cayó sobre la humanidad de una persona jóven menor de treinta años de nombre "Michelle" que circulaba precisamente por el centro de la ciudad de Veracruz México. Hoy esa persona ha fallecido y los responsables no han sido sancionados. he aquí la nota...


Qué pasa con el antiguo centro comercial de Veracruz, que languidece a medida que aumentan los predios vacios y las casas y edificios fantasmales con arboles retorcidos que emergen de sus entrañas.

De seguir así nuestro principal atractivo será lo más cercano a una ciudadela abandonada. Es un hecho que las plazas comerciales han venido a dar la puntilla al estancamiento comercial del viejo centro del puerto de Veracruz, pero muy pocos de los interesados se han atrevido a cuestionarlo con seriedad.

Muchos pensaron que con la declaratoria de “Centro Histórico” serviría para algo. Es cierto que en los últimos años, comerciantes y gobiernos municipales se han preocupado por “encender las chapas” a la cara de lo que parece ser un cadáver comercial pintando las fachadas de sus negocios.

Hasta ahora la calle de Independencia conocida también como Principal se mantiene en pie con cierta dignidad, aunque sus comercios de abolengo vayan desapareciendo ante la embestida de las llamadas franquicias trasnacionales como Burguer King que sustituye a la Galatea en la esquina de Independencia y Mario Molina. Semanas atrás cerró para siempre otra de las tiendas deportivas señeras del puerto como lo fue la Gran Sociedad. No hace mucho cerró El Importador y Casa Pazos, más atrás La Palestina, Farmacia El Águila, Cantú, El Gran Café de la Parroquia y podíamos seguir en una lista interminable…Independencia, la de entonces, no es la misma.

Las paralelas de Madero y 5 de Mayo de alguna forma se mantienen con el cuello fuera del agua. No así la calle de Zaragoza que conserva con falsa dignidad su empedrado con destino al cementerio, a pesar de ser el paso obligado de todo forastero es la que defiende el mayor número de casas ruinosas y en franco abandono de sus propietarios que parecen más empeñados en jugar a las vencidas con el INAH, que en aportar algo a la ciudad que les ha dado mucho.

¿ Sera que Veracruz no tiene suficiente movimiento económico para sostener su propio centro comercial ? El crecimiento acelerado de la ciudad para los cuatro puntos cardinales asegura lo contrario. Por ejemplo Copel recién abrió una súper tienda en Allende a una cuadra de Cortés. Por un costado, Miravalles ya se extendió varias manzanas.

Por el norte, en menos de un lustro la mancha urbana devorará la Antigua, por el suroeste el aeropuerto ya esta conurbado. Por el sur, Boca del Río va muy bien y no paramos hasta Antón Lizardo en el municipio de Alvarado.

Lo cierto es que Veracruz puerto estuvo enmarcado en una fotografía color sepia durante siglos, hasta hace aproximadamente unos 25 años hacia acá que surgió una nueva generación de políticos y gobernantes dispuestos a romper con la inmovilidad que caracterizó al pasado, hasta quedar la ciudad como la vemos ahora. Si pero ¿ qué hacer?

Lo primero que se necesita es voluntad política para asumirse como un autentico municipio libre. Si no se tiene esa conciencia nada se puede hacer, pues en las últimas siete décadas se ha avanzado muy poco en este rubro, así que por más que se pongan excelentes programas sobre la mesa, es trillar sobre la fabula de Sísifo.

¿Entonces? Revisar el programa de desarrollo municipal y reordenar la ciudad a partir del transporte público, ya que esto es más viable que tirar edificios e indemnizar decenas de miles de ciudadanos que se afectarían por un reordenamiento urbano. No lo consideramos necesario. Eso sería solo para empezar, pero las medidas a tomar se desgranarían a partir de ahí, hasta llenar centenas de páginas, aunque no es ocioso insistir que se necesita voluntad política.

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